18 diciembre 2024

Diario musical 18D: metalcore progresivo, indie folk, brutal death/grindcore, death técnico, post-metal / sludge, indie rock / shoegaze, mathrock japonés, mathcore/death técnico canadiense, death/black noruego avantgarde

0. Terminando de escuchar Toba de los chilenos Mayhemic.

1. Automata I (2018) de BTBAM: un buen cierre de 2024 es escuchar casi toda la discografía de Between The Buried And Me, los que me introdujeron realmente al death progresivo / metalcore / avantgarde, otro discazo que reúne el thrash progresivo de vieja escuela, el jazz-rock contemporáneo, el metalcore progresivo e incluso, como siempre, algo de post-hardcore y rock alternativo, combinando voces limpias con gruñidos, riffs imposibles, talentosísimos arreglos y complicadas estructuras. 4,3 de 5. En Spotify.

2. Mahashmashana de Father John Misty: rock alternativo, pop barroco e indie folk con arreglos riquísimos, de jazzistas súper experimentados y una gran voz, en momentos con guitarras distorsionadas y aunque reconozco la altísima calidad de su música, no es lo mío, pero puede tener discos que sí me gusten mucho más. 4 de 5, aunque no sea para mí.

3. Spored & Gored EP de  Wharflurch / Fluids: la banda gringa de death/doom sorprende con un primer tema con beats electrónicos simplones, casi de trap lo-fi, así como unas teclados en lugar de guitarras y los growls/shrieks esperados, más un segundo tema que parece mezclar esto con un death/doom más elaborado aunque también esperado. Por su parte, Fluids se manda un brutal death cavernoso, que también se interrumpe en interludios de música easy listening. 3 de 5. Lo mejor es el última, con la cantante/guitarrista Samantha Mobley, de Frozen Soul.

4. The Will of Hate de Teeth: banda de genial death técnico de Califonia, súper furioso, disonante y creativo: un poco más rápido que mid-tempo, con un growl brutal que actúa de forma casi permanente y un baterista sorprendente, los riffs son chirriantes y aplastantes, más al estilo del industrial y con una distorsión más aguda que lo esperado, en los que se puede tratar de encontrar influencias del mathcore, el black atmosférico y el death progresivo más oscuro, a lo Ulcerate. El bajo es jazzista y progresivo, por lo que el bajo danza de forma enrevesada, con las guitarras y las voces luchando permanentemente por llenarlo todo, creando una madeja complejizada de sonidos que se cruzan como una balacera, herencia bien invertida de Gorguts. Es un discazo, 4,5 de 5. 

Su cantante, su baterista y su guitarrista también son miembros de la banda de folk / death metal Tzompantli, que tiene un disco brillante en 2024, titulado Beating the Drums of Ancestral Force. En Spotify.

5. Silk Spiders Underwater (2015) de Zatokrev: una joya majestuosa suiza del post-metal + death/sludge: ruidoso, extremo, experimental y emocional, con gritos desesperados y vocales semi-operísticas sobre guitarras agudas, con armónicos y disonancias que cabalgan juntas, intercambiándose los disparos, como una versión muy pesada del rock industrial alternativo, un noise muy metalero en las primeras canciones. 

luego hay mucho más sludge y doom, canciones larguísimas, de entre 8 y 12 minutos, con guitarras que caen lenta y pesadamente, como cadenas imposibles de levantar. Las voces entonces se vuelven más oscuras y pesadas, confundiéndose a veces con los efectos de la segunda guitarra, aunque hay limpias, evocadoras y enigmáticas. Un cello le agrega un espíritu lúgubre y densidad a los riffs, intercambiándose como las guitarras un papel malvado y elegante, así como la distorsión. Me evoca a Melvins, a Minsk, a Giant Squid.

Muy bueno, 4,8 de 5. Tienen relación con Schammasch. En Spotify.

6. Paradise EP de Wishy: banda de Indianapolis, Indiana, que ama la música de los 90, haciendo canciones que van del ruidoso indie rock, tinturazo de emo y shoegaze, al rock alternativo con melodías de dream pop, folktrónica y algo de grunge. Encantadores, 4,3 de 5. En Spotify.

7. Shapeless EP de Pressure Points: segundo EP de este genial proyecto de death/power progresivo finlandés con el cantante/guitarrista de De Lirium's Order (death metal con influencia del tango). Sus canciones parecen una canción de power pop o de art pop sinfónico, que repentinamente se ponen death progresivo, jazz-rock o rock progresivo, aunque con growls incluidos persiste esa atmósfera relajada de la psicodelia sinfónica y melódica, en que la música extrema se convierte en un ingrediente picante de una propuesta sorprendentemente radiable.

En esto me recuerda  Riverside, envenenado con Opeth. El vocalista es realmente increíble, pasando de la voz limpia e inspirada a un gutural perverso. En Spotify. Maravilloso, 4,8 de 5.

8.  Chameleon de Trauma Ray: banda tejana de shoegaze / rock alternativo, que utiliza estructuras del nu-metal dreamy de Deftones, junto a guitarras que combinan el noise rock con el grunge en un paquete atmosférico y experimental de post-rock, llenísimo de espíritu noventero. En Spotify. Esta segunda escuchada me hace verlos con menos entusiasmo, por sentirlos muy derivativos. Diría que 3,5 de 5.

9. Phantasia (2008) de LITE: el disco debut de esta banda de math rock japonesa impresionantísima, con contratiempos, riffs arpegiados a velocidades hipersónicas y cambios súbitos, que combinan con el uso de distorsiones más o menos nítidas, que puede convertirse en noise en momentos de mayor expansión. Esto se sirve de una batería que va entre lo progresivo y el jazzcore, más un bajista súper técnico, haciendo riffs arpegiados por doquier, con bastante volumen. Además de notarse influencias del surf rock, el jazz latino, el acid jazz y el post-rock, que me recuerdan a Austin TV. Una maravilla, 4,7 de 5. En Spotify.

10. Great Content de Mirror Neuron: debut del dúo de hardcore/mathcore/deathcore técnico de Ontario. Canada. De acuerdo a su Bandcamp, son death metal técnico, mathcore, hardcore metálico y crust, con claras referencias a BTBAM, aunque con disonancias más pronunciadas, más caóticos, combinando black metal, djent y grindcore en un torbellino de giros, enredos y cambios inesperados.

Sus temas, completamente complejos, alimentados con un bajo virtuoso y una batería vertiginosa, también respira para darse momentos de post-metal, rock electrónico e incluso black atmosférico. En Spotify. Un poderoso 4,6 de 5.

11. The Nothing That Is de Fit for an Autopsy: séptimo disco de esta banda de deathcore técnico y progresivo liderada por el súper productor musical y guitarrista Will Putney (Better Lovers, END y guitarras extras en Merciless de Body Count). 

Lo mejor del disco es la creación de un estilo integrador, casi artesanal, en que han creado una tejido basado en death metal melódico, más a lo Carcass pero con un guiño a los suecos, grindcore, hardcore y mathcore. Esto acompañado de una cuidadosa producción vocal, incluyendo varios coros limpios dreamy, un growl que puede irse a profundidades del deathcore o el brutal death, volver para ser un growl contemporáneo y subir a ráfagas de shrieks.

Junto a guitarras magníficas, que se concentran en capas, convive el ambiente electro-sinfónico que acompaña al deathcore, sutil y sublime. Y aunque el dinamismo y contraste permite escuchar las dinámicas que entretejen los instrumentos, incluyendo el bajo y quizás aunque un poco baja y procesada la batería, arroja una claridad tipo wall-of-sound que sobrevive al mero fin del extremismo, sin que haya demasiado espacio para respirar. Y sí hay algo aún mejor, los breakdowns no son obvios, repetitivos ni formulaicos, si es que acaso existen al no ser así.

Es un disco casi perfectamente producido y grabado. Una aplanadora muy contemporánea, en la que sin embargo, no pueden de dejar de escucharse tantas referencias embebidas como hilo invisibles. Es un 4,3 de 5. En Spotify.

12. The Weight Of A Thousand Suns (2018) de Horizon Ablaze: tercer disco de esta banda noruega de black/death, con armónicos, disonancias y guitarras aserradas, que recorren lentamente arpegios en notas menores, cambian ferozmente de tono y ritmo, para atacar en ráfagas de war metal acompañadas de shrieks agrios y punketos, narraciones beligerantes y hasta algunos momentos épicos.

El resultado es un mapa de combate en que los instrumentos cambian la estrategia cada tanto, aunque el liderazgo vocal permanece, hayan blast beats o interludios de guitarras haciendo tremolo picking. Esto se logra eludiendo límites, propagándose en forma de death metal aunque los sonidos sean más speed o punk, e incluso black a mid-tempo, entre lo progresivo y lo avantgarde.

Mientras que lo nórdico es preponderante, incluyendo unos fantasmagóricas voces limpias o semi-operáticas sobre un tremolo picking que se intercambia con baterías ritualistas, a la Satyricon, se encuentra también mucho del death/doom de Morbid Angel, cortes sincopados de guitarras de vieja escuela y bajos progresivos a la holandesa. Con lo progresivo como herramienta para cambiar de ambiente, como puente entre ritmos más grindcore, black metal y post-metal, en cada tema podemos escuchar distintas paletas, incluyendo colores como el d-beat o el sludge. Es brillante, 4,8 de 5. En Spotify.

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