1. Ascension (2025) de Mare: debut de la banda francesa de djent, thall, mathmetal y/o progresivo extremo pero según RYM esta banda también es de minatory, música electrónica basada en el deathstep, el dark ambient y por tanto, derivado del noise y el metalcore. Ciertamente suena como a hard techno, hardcore digital y guitarras djent muy ruidosas y procesadas en wall-of-sound, súper técnicas, pesadas y hábiles, con algo de power electronics por allí, pero también incluye samples y momentos de música barroca, lo cual los mete entonces con esta mezcla de electrónica, guitarras extremas y música clásica en el metal de vanguardia. Interesantísimos, porque como Atari Teenage Riot, uno baila y cabecea al mismo tiempo. 4,4 de 5. En Spotify.
2. Omegon de Wormed: cuarto disco de esta banda de death/grind progresivo, cósmico, extraterrestre, industrial y ambiental de Madrid, España. Suena a una versión brutal death de Fear Factory, con influencias claras de Blood Incantation y Ulcerate. Pig squeals, guitarras post-rock y blast beats se entrelazan con sonidos ambientales, un redoblante asesino y riffs realmente codiciosos que van del progresivo al djent, del deathcore orquestal al grind. Interesante, más que otras veces, aunque no es mi cup of tea. Le concedo calidad de composición, un sonido más orgánico y momentos de invención innovadora. Para mí 3,9 de 5. En Spotify. El baterista hace un trabajo de verdad fuera de este mundo (pun intended).
3. The Old Believer (2014) de The Atlas Moth: dice Metallum que son una banda de Chicago, Illinois, de sludge atmosférico y stoner metal, aunque la combinación de voces shrieks vampíricos y graves entonaciones operáticas y barrocas al mismo tiempo, la complejidad de los riffs y arreglos cambiantes me da más pistas sobre doom progresivo / post-metal, sin quitar el ambiente intoxicante del humo.
Un disco que me parece hipnótico, estimulante y evocador, lleno de emociones profundas, memorables acentos de voz gótica, arreglos de batería en contratiempos repentinos y pianos que nos hunden en una especie de black/doom de delicada producción.
La producción vocal, que tiene tintes corales, vikingos y avantgarde se logra porque canta el tecladista, el bajista y los dos guitarristas, además hay un vocalista invitado más: el cuñado del tecladista/guitarrista, Andrew Ragin, el guitarrista y corista de Stabbing Westward, Marcus Eliopulos.
Los violinistas invitados (ex-Subrosa) le dan un tono un peldaño más oscuro a la atmósfera ya melancólica, un poco a lo Giant Squid, a la que se unen algunos riffs en un trémolo lento, acompañado de una voz dramática, en la que ya no sabes si es un sentimiento depresivo, nostálgico o simplemente existencialista.
Hay una sorpresa final en el último tema, con toda Gojira como cantantes invitados.
En Spotify. 4,8 de 5.
4. Withered Heart Standing (2024) de Tethra: cuarto disco de esta banda que califican de death/doom italiano aunque la combinación de voz femenina con shrieks, los apoyos de piano melancólico y arreglos sinfónicos, así como riffs más power y progresivos, los acercan más al gothic metal, incluyendo voces barítonas en armonía con otras en segundo plano. El saxofón del tema Like Water es realmente una dimensión extra, elevando la música a jazz-metal vanguardista que me alegró el alma. Los temas luego varían en suaves y melódicos, dejan de ser tristes y son más positivamente art pop, barrocos y orquestales. Le doy un 4,4 de 5. En Spotify.
5. ЗВЁЗДНЫЙ ХРАМ de ЗВЁЗДНЫЙ ХРАМ (Templo de la estrella - Zvyozdny Khram): debut de esta proyecto ruso de black metal atmosférico, con un sonido lo-fi y cavernoso, aunque también muy ambiental y folk, con trémolo picking apoyado de orquestaciones cinemáticas, arreglos de guitarras acústicas y una batería permanentemente en blast beats, mientras que la vocalización se alimenta de shrieks, voces vikingas limpias y semi-gritos. Es crudo y salvaje pero también aspira a ser elegante y muy artístico, con el sonido sucio como parte de la propuesta, que no toca a la parte sinfónica que es presentada como un hilo conductor alterno y embellecedor. Me agradó, 4 de 5. Lo escuchas acá en Bandcamp.
6. VII: Beast of Arpocalyx (2025) de Botanist: en la misma nota de black metal salvaje, lo-fi y crudo, llega el décimo disco de esta banda de San Francisco, California, que antes ha usado el "hammered dulcimer" (Dulcémele percutivo o amartillado) y el armonio en lugar de las guitarras, haciendo música extrema experimental y post-black, con énfasis en los temas sobre ambiente, botánica y ecología, por lo que esto representa un cambio conceptual y estílistico mayor de parte de Roberto Martinelli, mejor conocido como Otrebor.
Me gusta la batería, con arreglos rápidos y hardcore, con un sonido rústico y casi artesanal e ingenuo, que puede sonar casi miserable o estúpidamente mala, para lo que podría ser, mientras la guitarra se pasea por post-metal, space rock y black atmosférico de forma calmada pero sucia, con algo de dungeon synth / dark ambient alterado para bajarle la calidad.
Aunque Otrebor también está experimentando, porque en el tema final, de poco más de 11 minutos, se abandona esta visión primitivista y se escuchan muchos teclados, que adquieren más relevancia, una batería más metalera y de calidad, aunque se mantiene el post-metal extraño, algo ambient y ruidoso, menos lo-fi, por lo que parece que el proyecto se va a mover hacia un nuevo estadio.
Esta banda fue aceptada apenas en su octavo disco en Metallum en 2020. 4,1 porque hay que premiar los intentos raros. En Spotify.
7. Afterglow (2016) de In Mourning: cuarto disco de esta banda sueca de melodeath progresivo, con un concepto hermoso, profundo y seductor. Con voces celestiales, capas de guitarras post-rockeras y calmadas, un bajo que ofrece una compañía armónica y épicas interpretaciones con una producción pulidísima y delicada, que por momentos ronda el doom y el sludge atmosférico, incluso algo de rock alternativo, las canciones también intercalan y a veces se superpone con momentos de death progresivo más brutal, explosivo y gigantesco, incluso con guitarras claroscuras y algo noise, pero siempre manteniendo un pie en lo más melódico, bien sea con el bajo, una guitarra en distorsión más suave o teclados. Los interludios conquistan mi corazón con su prudencia milimétrica y su preciosismo de jazz.
Dentro del concepto progresista, no sólo hay siempre una vena intermediaria de death melódico sino que hay momentos hasta de cambiar el ritmo para agregar algo de hardcore punk y retroceder hacia el doom funerario, con una mayoría de growls monstruosos que sólo contraste con la delicada belleza de las armonías y los polirritmos, los tiempos que cambian y los cambios de tono y ritmo con el fin de sorprender, envolver y golpear, en distintas etapas de cada canción.
Maravilloso, 4,9 de 5. En Spotify.
8. Beyond The Aeons (2024) de Octoploid: Debut de la banda finlandesa de death melódico, psicodélico y progresivo, de mis favoritísimos de 2024, que suena como una versión de space rock y psicodelia de lo que han hecho Amorphis, Opeth y Swallow The Sun con muchísima más melodías, grunts implacables y guitarras que vuelvan desde el interior del alma hasta el final del cosmos con puro sonido orgánico, porque aunque tiene teclados, acá escucharemos influencias del rock progresivo, world music (flamenco sobre todo) y hard rock para darle crudeza a las hermosas y animadas armonías de space death. Hawkind y Jimmy Hendrix tocando metal extremo. 4,9 de 5. En Spotify.
Sin sorpresas, los cantantes de Amorphis y Swallow The Sun son invitados en el disco.
9. Perverts (2025) de Ethel Cain: ¿qué tan paciente eres? Este EP, porque oficialmente es un "proyecto" o "body or work" aunque es de casi 90 minutos puede probarlo. Es drone, dark ambient, industrial y power electronics, son canciones larguísimas, basadas en repeticiones, evoluciones hiper-lentas y ritmos de música minimalista, rara y que apenas tiene instrumentos analógicos, entre los que se incluyen algunas baterías, contrabajo, guitarras (con Midwife en una canción), piano eléctrico y poco más en algunas canciones. Aún así, es un disco cautivador, que se mueve al ritmo del crecimiento de la grama y aún así logra que uno siga escuchando con fascinación e interés, esperando con calma e infinita paciencia, saboreando cada sonido.
La han comparado con Throbbing Gristle pero por la temática en ideas y música cristiana, violencia sexual y trauma familiar, podría pensar en los trabajos menos extremos de Lingua Ignota mientras que los sonidos e inspiración en el gótico sureño y el dark country a Me And That Man. Un 4,5 de 5.
Este es un cambio considerable porque ella venía de hacer canciones de pop alternativo, con solos y riffs de guitarras de rock musculoso, llenos de glam y arena rock, con estética gótica y electrónica, más cercana a Taylor Swift y Lana Del Rey. Ethel trata temas sociales, culturales y políticos en sus temas, tratando además sus propias luchas como mujer trans bisexual y autista, hija de un diácono de la Iglesia Bautista del Sur. En Spotify.
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