Hay de todo para todos, como abstract, free jazz, música experimental, improvisación, black metal, doom metal, hard bop, harsh noise, EDM y hasta música sinfónica. Por momentos sí se parece a Liturgy, en otros a John Zorn y claro, a Secret Chiefs, a Mr Bungle y a Estradasphere. Un 3,8 de 5, carajo. En Spotify.
2. Stillness and Trust de Ifall: delicioso y suave rock/metal progresivo de Caio Duarte, nacido en Brasil y residenciado en Reino Unido. A veces hace falta algo así, semi-acústico, hermoso y delicado (aunque tiene guitarras distorsionadas también. Como señalan en The Prog Archives, de donde salió la recomendación, están cerca de Einar Solverg de Leprous y Caligula´s Horse. El tema Heed Within no sólo tiene algunas guitarras que parecen apuntar al djent sino unos cambios malabarísticos multi-instrumentales y de nuevo en el penúltimo tema, Sol Ipsis.
Acá escuchamos entonces art rock, Metal alternativo, post-metal, algo de jazz y folk y electrónica, ciertamente, bastante cerca de lo que propone ahora Leprous. Me gustó mucho, 4,6 de 5. En Spotify.
3. Symbolic de Death: 30 años de este clásico del death progresivo jazzeado que definió el futuro de la música extrema progresiva y de vanguardia. Acá mi reseña.
4. Bloom & Decay (2024) de Dawn Treader: post-black / shoegaze / black atmosférico de Reino Unido. Con un sonido expansivo aunque concentrado en riffs de post-metal con afinaciones muy agudos, casi luminosos y brillantes como los de Liturgy tiene una sonido algo cavernoso y ensimismado, como Alcest aunque con un growl de las bandas más oscuras del black atmosférico, concentrando sonidos como los de Panopticon, Mesarthim y Blut Aus Nord.
La influencia del shoegaze y el uso de coros de voces en capas le agrega una nueva dimensión, un poco como un space black vikingo, algo de black depresivo e incluso post-metal, aunque también hay trazas del death opresivo que es contrastado de forma hermosa con los brillos de las variadas guitarras que protagonizan.
Es muy interesante su propuesta con el growl en segundo o tercer plano, tan distorsionado como para parecer industrial o experimental, lo que permite que la belleza horrible de la melodía que se impone en sonidos galácticos sobre una base de grueso post-metal y una batería que trata de rebosarse en adornos y logrados arreglos, casi progresivos, con un doble bombo nuclear y con un blast beat sobrehumano, que hace que la música sea cerebral, en que tratas de descifrar el fin último de combinar furiosa explosiva y meditaciones brutales, de forma asincopada y en variados multiversos musicales.
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Sin duda, 4,7 de 5. El tema final, de poco más de 11 minutos, es una bellísima canción de blackgaze / post-metal que brilla en la oscuridad como un diamante en el fango, llena de space rock y una guitarra que suena como citara. En Spotify.
5. Dark Orient (2017) de Saratan: me encanta el metal con sonidos del Medio Oriente, y esta banda de folk metal progresivo polaco se expande ampliamente en el concepto, usando instrumentos autóctonos, power/thrash, metal sinfónico y voces femeninas. Para saber más, acá mi reseña de 2018. Le doy un 4,3 de 5. En Spotify.
6. You Won't Go Before You're Supposed To de Knocked Loose: esta banda de metalcore, deathcore y hardcore de Louisville, Kentucky, se lanzó uno de los mejores discos del 2024 en brevísimos 28 minutos. Y en apenas su tercera producción.
El uso del ritmo de reggaeton en el tema Suffocate con Poppy, es de las cosas más audaces, humorísticas y brutales que escuché en el año. La potente distorsión industrial, los breakdowns, las pistas electrónicas y la actitud punketa, junto a una dinámica y amplísimo abanico de genialidad vocal, entre gritos y shrieks, rematan un concepto increíble de brutalidad, melodía sucia y diversión. 4,8 de 5 implacable. En Spotify.
7. Pathways de After Lapse: excitante progresivo español (Madrid), que incorpora un montón de sonoridades e influencias de música latina, funk, disco y electro pop a canciones con ricos arreglos, interludios increíbles de arreglos progresivos y de jazz rock, con un bajo súper técnico y presente que en combinación con otros instrumentos hacen cambios sucesivos de ritmo y tiempo.
Apelando a elementos conocidos del neoprog y del rock progresivo, así como una voz realmente buena crean canciones que tienen estructuras de arena rock, sonidos de glam y power pop, con riffs musculosos y venas llenas de metal progresivo. Es como un Riverside con mucho sabor o quizás un Turbulence más cerca de Voyager que de Dream Theater, aunque beben claramente de los grandes, usando sus habilidades individuales al máximo para impresionar y como ingrediente salvaje de una fórmula inusual.
Es difícil conseguir una banda que realmente combine las formas más suaves, AOR o accesibles del progresivo, usando también nuevas vertientes de progresivo electrónico influenciado por los 80 como Haken y de poderosos arreglos pesados como Hippotraktor. Estos españoles se las traen en grande. Les doy un 4,9. En Spotify. Debo estar enamorado porque su bonus track, una versión acústica que es realmente una rendición de folk jazz maravillosa, me pareció extraordinaria y estimulante.
8. Violence Inherent in the System de Noxis: ¿es posible que una banda sea tan brutal como Deicide y Cannibal Corpse mientras también es tan progresiva, compleja y extraña como Voivod y Cryptopsy? Para eso necesitas un bajista de otro mundo, que haga montones de riffs circualres y con slap, unas vocales monstruosas que sean tan potentes como diversas y un baterista súper humano que puedan acompañar a los riffs implacables, destructivos y punzantes de las guitarras, tanto con blast beats y gallop sino con decenas de trucos y pequeños arreglos en contratiempo, con repiques llenadores y muchos platillazos.
Sin embargo, Noxis aunque hace todo eso y rinde tributo a los dioses, incluyendo además samples fantasmagóricos, riffs en arpegios a velocidad de la luz, un redoblante que suena a concreto y riffs diabólicos, llenos de herencia de las catacumbas, de forma particular y original invocan ritmos animados y latinosos, con una batería en contratiempo que le sigue al juego, mientras el gutural se hunde en las cuevas más subterráneas.
Son de Cleveland, Ohio, invocando demonios que puedan tocar jugando progresivamente con silencios y arranques, coqueteando con el deathcore y el brutal mientras haces un revival de death old-school con un sonido modernísimo, que tan oscuro y perverso como el de los 80 con una aproximación contemporánea. Es progresivo, hiper denso e intergeneracional, es espacial y cavernoso, es grotesco y expansivo.
Son como Pestilence y Broken Hope fusionados, pero con la creatividad de una banda de metal vanguardista. Por ejemplo, en el tema Horns Echo over Chorazim, los alucinantes solos de guitarra que se pierden en el reverb y dan giros sobre tu cabeza son cambiados por un sonido que parece una sátira, parecido al sonido de un corno o un trompeta, mientras el implacable poder de la batería y las guitarras de death metal narran el fin de los tiempos. Es un discazo, de 4,9 de 5. En Spotify.
9. British Steel (1980) de Judas Priest: el mega clásico de hardrock / heavy metal. 5 de 5. En Spotify.
10. Tres singles de Insect Warfare: noisecore, grindcore y noisegrind, bastante pesado aunque con sonidos identificables, hay que estar atentos. Su última producción fue un split con Napalm Death en 2013. El último line-up conocido involucraba a dos músicos de Oceans Of Slumber, para muchísima sorpresa.
11. Emovere EP de Obscure Sphinx: banda polaca de post-metal, doom y sludge atmosférico, con un sonido pulidísimo y apocalíptico mediante suaves riffs de guitarra que conducen a la explosión de wall-of-sound con shrieks que son intercambiadas por cadencias rítmicas del sludge progresivo y voz femenina en limpio, va creando todo un vaivén de emociones, a lo Russian Circles, The Ocean Collective y Crippled Black Phoenix.
La cantante Zofia "Wielebna" Fraś va traspasando velos y muros, con un ácida y aguda daga vocal, que acompaña a transformaciones ruidosas que pueden recordar a Cult Of Luna o Amenra en tiempos acelerados, con algo de noise para aderezar después de arrullarnos para sorprendernos con un hacha afilada en medio de un bosque tupido y maligno. Es un grandioso EP, 4,7 de 5. En Spotify.
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