12 enero 2025

Lo nuevo de Franz Fernidanz, versiones jazz de clásicos del rock y el metal por Alex Skolnick, death/black melódico progresivo (In Vain) y black progresivo experimental con mucho jazz fusión

1. The Human Fear (2025) de Franz Ferdinand, después de seis años, la banda de indie rock escocesa reaparece con su cóctel de música de los 80, combinando indie rock, glam, algo de new wave, dance-punk y post-punk para entregar una serie de canciones melodiosas, pegadizas y con gancho, algunas con más guitarras y otras más enfocadas en lo electrónico, aunque para mí es un regreso después de una década de excesos de comercialidad. Sin ser una gran pieza de arte, me pareció bastante buena, por su sonido oscuro, su producción cuidada y su enfoque en crear canciones bailables y dinámicas, sin ser demasiado ligeras sino con momentos muy loables, con guiños al britpop, mod revival y hasta art pop o chamber pop, especialmente en el tema Tell Me I Should Stay, definitivamente el punto más alto del álbum, pero también en Black Eyelashes, producida con sólo sonidos de instrumentos asiáticos. Puntos: 3,9 de 5.

Primer disco de Audrey Tait como baterista, quien se unión al grupo en 2021. En Spotify.

2. Transformation (2004) de Alex Skolnick Trio: otro hermoso disco que combina composiciones propias y versiones del rock y metal en clave de jazz-rock fusión en manos del guitarrista de Testament. Pink Floyd, Iron Maiden, Judas Priest, Deep Purple, Scorpions. Lo mejor es que algunas de las "transformaciones" son en clave de swing, funk y hasta jazz latino. A diferencia de discos posteriores, este debut remarca el sonido de la batería y el bajo, con la guitarra haciendo nuevas armonías y arreglos de las canciones, pero remarcadamente potentes. Una excepción memorable está en Highway Star, en la que se incluye una sección explosiva con una guitarra altísima en ganancia, en noise rock haciendo un solo gigantesco.

3. Solemn (2024) de In Vain, es un disco impresionante en su capacidad de composición, una especie de versión europea y mucho más épica de BTBAM, con magníficas voces guturales y limpias, entre vikingas, vampíricas, de melodeath y operáticas -cortesía de Sindre Nedlandy Andreas Frigstad-, momentos impresionantes de black sinfónico con death/doom melódico, algunas leves influencias del rock progresivo y psicodélico y mucho del black/death progresivo, que pueden girar completamente como en el tema inicial del disco, que después de una muralla de melodeath se termina con varios minutos de trompetas repasando la melodía principal, que se repiten más tarde en Eternal Waves.

A diferencia del Currents (2022), donde hubo momentos con mucho rock progresivo y sintetizadores setentosos así como momentos de riffs y voces metalcore, con Mathew Heafy de por medio, ahora hay toda una sinfonía de influencias del metal extremo progresivo y melódica, recorriendo décadas de monstruosos hitos de la música más oscura y al mismo tiempo emotiva y desgarradora. La canción final, que vuelve a sus andanzas hiper progresivas con cambios de tiempos imposibles, tiene además a Davidavi Dolev (Subterranean Masquerade).

La batería, sintetizadores y arreglos de cuerdas estuvieron a cargo de Tobias Øymo Solbakk (Ihsahn, Black Void/White Void), el bajo de Alexander Lebowski Bøe (invitado en los discos World Metal de Solefald) y las guitarras sobre Johnar Håland (también invitado en World Metal. Komospolis Sud) y Kjetil D. Pedersen. Junto a ellos músicos que agregaron violín, viola, trombón y saxofón, que se turnaron en tomar el protagonismo, en momentos de total dominio de la música de cámara, a lo Caelestra. 4,8 de 5. En Spotify.



4. Sacred Sound of Solitude (2025) de Bloodbark: de origen desconocido, esta banda de black metal atmosférico y melódico, con algo de blackgaze, hace temas largos basados en trémolo picking, batería rudimentaria, ambient casi new age y unas guitarras acústicas, empaquetadas en un sonido tan cristalino que en lugar de ser depresivo y subterráneo se antoja paisajístico y casi documental. Con temas totalmente ambient, también hay suciedad traída con sonidos de post-black metal e industrial. Es realmente convincente e intrigante, con canciones que se van develando poco a poco con motivos repetitivos y casi doom. Diría que 4,2 de 5. En Spotify.

5. Hypnosophy (2016) de Aenaon, de la tierra de Hail Spirit Noir, proviene esta banda de black progresivo y muy experimental y jazz fusión, gracias a Orestis Zyrinis, firmados por la disquera avantgarde Code666 Records. Es difícil describir apropiadamente pero esta es una banda que como Thank You Scientist u Orgone, parecen dos (o tres) en una (al menos), porque hay sonidos de big band jazz con shrieks encima, riffs de dark cabaret y black melódico, mucha percusión tribal y rock psicodélico sobre una alocado piano de jazz.

La producción vocal va también de cánticos gritados como un Oi! perverso, entre otras diversas técnicas guturales, limpias y mixtas que parecen interpretar distintos gnomos, duendes, dragones y asesinos alados, usando ópera, gritos hardcore, melodías vikingas y ocultistas. Es como Goat y Ezra Collective con Solefald y Borknagar, en que lo psicodélico es muy potente, el metal progresivo también y las fusiones folk / jazz / experimental mucho más, gracias a Chris Zindros, encargado de batería, percusión, Saz, bouzouki, cítara y oud. 

Este disco me hizo el domingo en la noche. 4,8. Tiene algunas voces femeninas medio regulares y el tema final, aunque es un opus épico de 15 minutos, tiene otras irregularidades vocales que pueden ser disonantes o experimentos que no salieron tan bien. En Spotify. Es igualmente una monstruosidad de disco. 

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