Sus solos reverberados que se pierden en la noche estrellada con muchísimo reverb en mid-tempos post-metaleros, son esenciales para su sonido compacto. Parece un doom industrial espacial, gracias al bajo denso aunque definido, los riffs arpegiados y una distorsión brillante en contratiempos de djent. Increíblemente, también puede ser demencialmente veloz, con blast beats de ametralladora sobre una delicada capa de guitarras y pianos de rock progresivo sin apuros, asincopando melodías y ritmos, como si el planeta se moviese lentamente en medio del vertiginoso trajinar cósmico.
La voz está compuesta de guturales de fuerza nuclear, a veces con milimétricos pig squeals brutales. 4,8 de 5. En Spotify.
2. Obzkure Anekdotez For Maniakal Massez (2014) de Troldhaugen: esta banda de folk metal progresivo avantgarde australiana renovaron mi interés y amor por la música extrema con sus enfoques experimentales, humorísticos y retadores. Y no fue de entrada, porque tengo un amigo que en por allí entre el 2000 y 2001 me mostró Mr Bungle, Phish y King Crimson con pasión aunque me interesé no fue de inmediato, porque le respondí con Björk, que también le gustaba. Poco después me interesé en ElBicho, Diablo Swing Orchestra y muchísimo rock latino. Y así nació mi renovada pasión por la música extraña, sea o no metal, especialmente gracias a disqueras como The End Records y Code666.
En este caso, es dark cabaret, funk metal, dance-metal, death progresivo y mucho más, invocando en su Bandcamp a Frank Zappa y a la banda de Mike Patton. Es como Trollfest y Nekrogoblikon con algo de Alestorm (su bajista Peter Stefanovic escribió una canción para ellos para su disco de 2020), que ha invitado también a su guitarrista Simon Batley a tocar sintetizadores, y varios de Troldhaugen tocan en el proyecto Christopher Bowes and His Plate of Beans. En Spotify. Puntuación: 4,7 de 5.
3. Entranced by the Ice Storm de Gonemage: un par de singles muy buenos, a pesar del presunto chiptune / black experimental suenan potentes, melódicos y metaleros. Me gustó bastante, quiero muchísimo más. 4 de 5.
4. Cursed de Paleface Swiss: aunque por momentos suena demasiado derivativo, porque el cantante en demasiados momentos emula (o imita) a Jonathan Davis y Corey Taylor en sus fraseos de desesperación, también hay mejores momentos de rap metal, con música que varía entre nü-metal / deathcore y downtempo / hip hop. Diría que está bueno, a pesar de la imitación desalentadora, 3,9 de 5.
Es como un nü-rap-metalcore, que tiene momentos propios como en el tema Don´t You Ever Stop, en que el pasado de slam/brutal death/deathcore aparece, incluso con un rap grunt bastante apreciable. El disco varía luego con temas más o menos logrados, derivativos y otros como de relleno, para terminar con una canción con voz gritada, medio post-grunge que no sé si es ahora imitando a Chat Pile o definitivamente asumiendo el costoso riesgo de una banda que presenta un disco totalmente divorciado de su historial. En Spotify.
5. In This Moment We Are Free - Cities de Vuur: un disco de metal progresivo con la voz de Anneke van Giersbergen de The Gathering dedicado a varias capitales del mundo, incluyendo Santiago de Chile, México DF y Río de Janeiro. Un metal progresivo bastante pesado es acompañado por una angelical, expansiva y muy operática voz que deslumbra, mientras la música hace un trabajo de dibujar grisáceos escenarios urbanos, con muchas guitarras djent y teclados góticos, con algunos coqueteos con el rock progresivo, el hard rock y hasta el thrash, mientras otros temas son power pop y rock sinfónico, con algunas melodías que quedan impregnadas en la mente, a veces pareciendo unas de esas tonadas que has escuchado siempre, conectándote de inmediato como con The Martyr and The Saint - Beirut y otras con inmersiones como Save Me - Istanbul.
Otro disco en el que le llevo la contraria a la opinión general, 4,5 de 5. En Spotify.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Habla, sé serio y organízate.