0. Hoy fui a la reunión de profesores para empezar el semestre en la Sergio Arboleda, tengo de nuevo tres salones, pero también me enteré que el viernes debemos paralizar Cocuyo Chequea por la Orden Ejecutiva de Donald Trump y el memorando de Marco Rubio que paraliza toda la ayuda financiera de USAID, que incluye este proyecto.
Frank Zappa grabó las guitarras, bajo de octava y percusión mientras Ian Underwood grabó piano, clarinetes, saxos y órgano de iglesia. Captain Beefheart cantó en el único tema con letra, mientras que los invitados (algunos de Mothers Of Invention) el resto de los instrumentos, incluyendo guitarra, batería, bajos y violines. Es genial, 4,8 de 5. En Spotify.
2. The Last Will And Testament (2024) de Opeth: para un lunes horrible, un discazo hermoso y genial, estimulante y seductor. Lo reseñé acá.
3. Antinomian Asceticism (2025) de Barshasketh: black disonante y atmosférico, elegante, tenebroso y enrevesado de Nueva Zelanda, con un sonido y producción impecable a pesar de lo opresivo, de verdad majestuoso y horrido, con arreglos de post-black y black progresivo, similar a Mgla y Deathspell Omega. Un baterista considerablemente bueno. El shriek es vampírico y a veces acompañado de una voz operística y gótica, muy grave. 4,8 de 5. E Spotify.
4. Terminal (2017) de Circle: banda finlandesa de kautrock, post-rock y rock experimental, space rock, garage rock, heavy metal, heavy psych y stoner rock, que como si fuese poco, tiene distintas versiones de sí misma, incluyendo Pharaoh Overlord. Una joya de mis favoritas, que tiene todo tipo de música progresiva. 5 de 5. En Spotify.
5. Elevate Spirit (2024) de JIRO: banda parisina de metalcore / djent realmente buena, en la onda de Lamb Of God. Pendientes, van a hacer algo buenísimo, con algunos arreglos electrónicos. Poquísima información en línea sobre ellos. En Spotify. 4,3.
6. The Catalyst (2025) de Amaranthe: nueva entrega de la banda sueca/danesa de power metal/metalcore/electrónica, con altísimas cargas del pop rock electrónico, sintetizadores ochenteros y algo de djent, que con tres vocalistas, incluyendo al sensual Elize Ryd, transitan una camino entre el rock industrial, el metal-pop y el metal sinfónico, que en RYM llaman Trance Metal.
A mí me parece sumamente divertido, no sólo por mi debilidad y atractivo por este tipo de bandas que no son metal sinfónico sino que se acercan a lo comercial metalero, y en este caso, porque hay growls, música dance y guitarras poderosas, más riffs con arpegios sincopados pero especialmente una mezcla final que le da algo de crudeza y suciedad general. No es extraordinario, pero creo que es bastante destacable y atrevido.
Son más pesados que Voyager, aunque con menos calidad y más experimentales que Beyond The Black. Además que tienen coros que pueden enganchar y meterse entre lo mejor del año, además de canciones épicas con muy buena producción vocal, con encanto de pop / power metal. Les doy un 4,2 de 5. Rematan con una versión de Fading Like A Flower de Roxette. En Spotify.
7. Finisterre (2017) de Der Weg einer Freiheit: monstruosamente brutal black atmósferico / post-metal de Alemania. Es majestuoso, post-black con momentos de post-rock, de calma introspectiva y de furia gélida, aunque predomina el sonido conceptual de riffs expansivos, virtuosismo en los arreglos de baterías y uso alternativo de distorsiones de guitarras, con influencias del progresivo.
Es como escuchar Intronaut bañado en sangre como Mayhem, The Ocean Collective con garras y corpsepaint. Y además, momentos hermosos, oscuros y que van permeando en la mente con sonidos suaves, casi minimalistas y luego explosivos, como un space rock oscurísimo y misticismo perverso, a lo Amenra en medio del círculo de fuego de Noruega. Hay riffs de black melódico, blast beats infinitos y shrieks que acaban con el mundo. 4,8 de 5. En Spotify.
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