16 enero 2025

Entrevías: del Gran Torino español a la conquista mundial con la dulzura del macho ibérico que se adapta al mundo contemporáneo

José Coronado y Luis Zahera, ya eso hace que inmediatamente quieres verla. Después de verlos en Vivir sin permiso (son los mismos creadores de esta serie) como dúo ahora los ponen en frentes distintos en un interminable baile de "frenemies" siendo uno un obstinado micro-empresario local y veterano de guerra, con estándares morales inalcanzables y una tozudez absoluto para todo lo moderno y él un policía corrupto y pragmático que se adapta a las exigencias de la vida con poquísima ética y humor negro. 


La primera temporada de Entrevías es básicamente la versión española, y con macho ibérico, de Gran Torino. José Coronado tiene el ceño fruncido, tiene una nieta tailandesa (su abuelo le dice "china"), Irene Abantos (Nona Sobo), con terribles gustos para los hombres, el pandillero colombiano Nelson Gutiérrez (Felipe Londoño), y unos hijos que apenas lo tratan y que quieren cosas novedosas en un mundo que cambia demasiado rápido para su gusto. 

Lo que pasa es más o menos esperado, él es inflexible pero su frío corazón se derrite de amor cuando hay injusticias en contra de sus familiares, sus vecinos y su comunidad, aunque hay formas de azuzar lo obvio con muy buen humor: xenofobia, racismo y sexismo son expresiones que este "señoro" de tercera edad, con pistola debajo de la almohada y abandonado por su esposa, usa no de forma reivindicativa sino como expresiones normales, que ni siquiera entiende como erróneas u obsoletas.

Los diálogos son puras joyas, desde las ocurrencias del mal genio y la resistencia al cambio de Tirso Abantos (Coronado - también en La Chica de Nieve y El Inocente, también en Netflix) pasando por los chascarrillos de "sabiduría de la calle" y la jerga policial convertida en sátira de Ezequiel Fandiño (Zahera - también en Sky Rojo) hasta los comentarios con los amigos veteranos de guerra en el local de comida, Pepe y Sanchís, quienes son más bonachones que militares. 

Es una serie coral donde juegan otros policías corruptos, inmigrantes latinoamericanos, pandilleros juveniles y la diversidad étnica, religiosa y social de España, en la que se cruzan siempre entre lo trágico, lo humorístico y el comentario social, pues aunque se basa en el nombre de una localidad real: el cruce de las vidas de las personas por la diáspora, la gentrificación y lo generacional. Esto incluye, por supuesto, tratar sobre el divorcio, el amor entre mujeres y la homosexualidad.

Como buena serie española, se habla muchísimo de política, feminismo y corrupción, hay policías buenos súper obsesivos y correctos, que terminan creando empatía y hasta cariño por los grises de moral, y policías súper corruptos que son finalmente villanos. Además, presenta a los "panchitos" (palabra despectiva para los latinos en España que desconocía) de una forma novedosa, ya no sólo estereotipados sino con luces y sombras, parte de la sociedad de ese país, con una evolución natural: pasan de ser empleados de limpieza y vendedores de drogas a ser quienes le dan nueva vida a comunidades envejecidas y aisladas con su acento, su gastronomía, su espíritu emprendedor y alegre, incluso innovador y de trabajo duro.

Allí brillan tanto la actriz cubana Laura Ramos (Gladys), sensual, dramática, con una capacidad actoral de amplísimo espectro y el colombiano Felipe Londoño, quien también actuó en Perfil falso.

La serie tiene cuatro temporadas, la última en 2024, siempre con giros inesperados: personajes secundarios pasan a ser protagonistas, unos nuevos que parecen que lo acabarán todo, hay acción, sensualidad (que en ambos casos combina muy bien María de Nati como la pandillera Nata), alegría y tristeza, porque terminas amando e intimando con los personajes, duelen las despedidas, los peligros incesantes, las muertes inesperadas y la justicia por mano propia.

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