14 enero 2025

Black metal vikingo, metal avantgarde francés y lo nuevo de Zeta (post-hardcore de Puerto La Cruz), death/doom atmosférico aburrido, ragga jungle / breakcore, post-hardcore regular, death/black de Singapure, black melódico originario, jazzy hip hop y terrible country hecho por Ringo Starr

1. raunijaR (2015) de Helheim: uno de sus discos más básicos, quizás uno de crisis existencial, en que la banda noruega no termina de decidirse en qué dirección ir con su black metal / folk progresivo. A pesar de la presencia de violines (como el hardingfele, violín tradicional noruego, instrumento nacional) y contemporáneos, piano, corno francés y percusión, hay más black atmosférico y viking metal que lo desarrollado más tarde, hacia el metal progresivo y el post-metal como en el disco landawarijaR. El tema final, de más de 10 minutos, cierra grandiosamente este disco, haciendo un largo solo psicodélico en medio de una nube de space rock, blacl atmosférico y algo de post-metal, que avizoraba lo que harían varios años después. A este le doy un 3,6 de 5. En Spotify.

2. 2 Unlimited (2008) de Pin-Up Went Down: de mis discos "formativos" en el gusto por la música metal experimental y avantgarde, antes de tener claro que era un tema progresivo. En el debut de este proyecto del ex-baterista de Carnival In Coaly Wormfood, Alexis Damien y la vocalista Aurélie Raidron (Asphodel y más tarde en la banda de metal avantgarde, öOoOoOoOoOo) juguetean con el electropop (y otras formas de música electrónica o tangenciales) que luego desarrollaría con más cuidado en el disco siguiente. Por ahora hay herencia también de Mr Bungle, por lo que la música circense, de cabaret y la experimentación sónica con tropos del death metal, extrañas formas vocales, el uso de música (y anti-música) entran y salen como un instrumento más. Por eso tenemos shrieks sobre pistas de batería sin otros instrumentos, un beat box metalero y largos gritos de soprano rasgada a lo Diamanda Galas.

De mis favoritos del corazón, 4,7 de 5. En Spotify. Tienen un single de 2024 así que esperemos que este año tengamos al menos EP nuevo. En Spotify.

3. Was it medicine to you? (2025) de Zeta: Hace aaaaaaños conocí a esta banda de Puerto La Cruz, que entonces se llamaba Zeta Once. Hacían algo más cercano al punk, post-punk y emo, aunque ahora tienen una propuesta de post-hardcore / post-rock que me reencontré el año pasado con mucho gusto. Lo que más me gustó no fue que ahora vivan en Estados Unidos (Miami, Florida) sino que tengan tantos discos e incluso un concierto en 2021 en KEXP (un equivalente más rockero y en vivo de los Tiny Desk de NPR).

Echando mano del rapcore, música experimental, rock progresivo y algo de post-punk producen un disco con calidad internacional, inserto totalmente en el movimiento global de post-hardcore, con ciertos parecidos a Coilguns e IDLES. Además, no olvidan sus raíces, y en el disco tienen una canción llamada The Truth que incluye cánticos de protesta venezolana: "no tenemos miedo" y su disco 2019 se titula Mochima. 4,5 de 5. En Spotify. Es un disco brevísimo de 7 canciones en 21 minutos. 

4. Desprins (2025) de Clouds: el tipo de bandas de doom que no logran nada conmigo, en este caso, temas monótonos, lentos y sin demasiados matices, salvo la presencia perenne de la flauta que me recuerda a Lux Occulta. Más gótico que fúnebre, a pesar de sus buenas voces limpias, no me conquistan, para nada, aunque le concedo la buena producción y un sonido impecable, así como momentos rescatables de post-metal y algo creativos cuando aumentan la velocidad y combinan distorsiones para sonar más post-metal. Aún así, 2,5 de 5. 

5.  Singles de Cryptosis, thrash progresivo holandés que tiene muchísimo para entrar en la élite global del género. Singles de Coheed And Cambria que van del emo-pop al post-hardcore progresivo, con voces limpias y gritadas, algo de drum n bass y experimentación electrónica.

6. Monolith (2012) de Bong-Ra: otro de esos discos maravillosamente raros, porque combinan jungle, drum n bass, hard techno, dub, hip hop y metal (tanto que están en Metalum) en lo que podríamos agrupar como raggacore y ragga jungle. Proyecto del holandés Jason Köhnen, que durante sus décadas de carrera fue mutando del breakcore e industrial hip hop hacia el doom/death, el stoner metal, el drone y dark jazz de Antediluvian (2018). Es baterista de la banda de doom Celestial Season y fue parte de The Kilimanjaro Darkjazz Ensemble. En Spotify.

7. TANGK (2024) de Idles: aunque no soy fanático, aprecié mucho sus primeros discos, llenos de noise rock y post-hardcore, pero Crawler y este están más cercanos a una versión más minimalista, quizás cuidada y hasta mejor producida, de art rock, art punk y post-punk, que mantiene la calidad interpretativa y los guiños con Radiohead, aunque provocando menos entusiasmo y desaforada pasión, como dicen en Sputnikmusic, es una rabia que nunca termina de explotar, lo que sentí en su Tiny Desk, provocan pero quedan debiendo. Los de Bristol se llevan esta vez 3 chocolates de 5. En Spotify.

8. Antithesis (2025) de Rudra: la banda de Singapore, conocida por el sonido del folk del sudeste asiático en su mezcla de black/thrash/death presenta un disco bastante técnico, furioso y perverso, aunque sin ningún sonido exótico, lo que se hecha en falta inmediatamente. 

Aún así, a pesar de lo esperado, los riffs disonantes y la voz como medio narrada estimula la imaginación hacia paisajes gélidos y nórdicos, quizás separando a la banda de ser una agrupación que necesariamente deba incorporar sonidos autóctonos de su región, aunque sea su valor agregado. La segunda parte del disco se defiende con acordes menores, arreglos potentes y death/black oscurísimo por medio de muy buen trabajo de guitarras, aunque es difícil olvidar su historia, incluyendo sus coqueteos con lo progresivo, del cual también se despojaron en este nuevo disco. Le daré un 3,9 de 5 con nostalgia porque me gusta mucho el metal con influencias de sonidos de Medio Oriente y Asia. En Spotify.

9. Storm of the Light's Bane (1995) de Dissection: mientras el "sonido de Goteburgo" llevaba al estrellato a In Flames, Dark Tranquillity y a At The Gates con sus discos seminales del death metal melódico, otros compatriotas construían en otra dirección, construyendo una vía alterna pero paralela sobre el legado y aprovechando el caldo de cultivo del metal extremo sueco.

Así terminaron pariendo un sonido más melódico del black metal, con una producción pulida, riffs progresivos y melancolía, que se alimentaba tanto del emergente melodeath como de las dobles armonías del NWOBHM. Este disco claramente definió lo que luego escucharíamos en propios y extraños, tanto en Satyricon y Emperor como en bandas posteriores.

El mítico productor Dan Swanö está entre los invitados, agregando guturales, junto a Legion (ex-Marduk) y Tony Särkkä "It" (ex-Abruptum y ex-Ophthalamia) también fallecido.

La creatividad de las guitarras y los arreglos que iban desde trémolos que hacían círculos y no sólo monótonos riffs, sobre blast beats poderosos y cambios de tiempos y tonos en la progresivos de acordes, con algunos sonidos cavernosos en la batería, establecían una nueva forma de lo que antes habíamos escuchado en Bathory, Burzum, Mayhem y Darkthrone sin perder oscuridad ni misterio, sino agregando melodías y armonías de forma creativa, lo que levó este género a lo que ahora disfrutamos. Es un 4,7 de 5. En Spotify

Un capítulo aparte merece recordar que Jon Nödtveidt, guitarrista, compositor y cantante de la banda se quitó la vida en un ritual en 2008 después de salir de la cárcel por ser cómplice en un deplorable homicidio por razones racistas y publicar el tercer disco de Dissection, Reinkaos.

10. Quaranta (2023) de Danny Brown: lo que escribí el pasado 22 de octubre: un discazo de jazzy hip hop experimental que me gustó muchísimo la primera vez que lo escuché porque usa raros pitches en la voz (un poco sonado como B-Real), una música compleja y muchos sonidos inusuales. Además que está en varios discos que me han gustado mucho como No Hands de Joey Valence & Brae y Scaring The Hoes de JPEGMafia. Además, entre los músicos, productores y compositores, hay proyectos de jazz y rock alternativo, lo que explica la riqueza musical de esta producción. Un discazo, le pongo 4,3 de 5. En Spotify.

Según RYM es hip hop consciente, hardcore, experimental y abstracto, así como trip hop.

11. Look Up (2025) de Ringo Starr: horroroso country contemporáneo. No, amigo, 1,5 de 5.

12. All Hail The Swinelord (2015) de This Gift Is A Curse: ruidoso, sucio y extremo, mezclando hardcore, crust punk, noise, sludge y black metal desde Suecia (y viene un disco 2025, yeah!). Me sorprendió por el sonido luminoso, brillante y caústico más propio de bandas de grindcore o power electronics con las formas del black metal en algunas canciones, aunque le agregan unos solos y arreglos de sintetizadores en notas agudas que parecen exagerar mientras contrastan la densidad opresiva de las guitarras en trémolo expansivo y atmosférico pero ensordecedor. Es un disco también divido en dos partes, siendo la segunda la que tiene más sludge, usando tambores tribales y guitarras ritualistas más un sonido menos invasivo. Las voces, siempre en capas de diversos gritos, grunts y growls son exasperadas y urgentes, parece que van corriendo a toda velocidad a riendas de un caballo desbocado e infernal, que se representa en varias guitarras haciendo trémolos, riffs hiper-speed y fantasmagoria en diversos efectos especiales. Es atronador y delicioso. En Spotify. 4,7 de 5.

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